Ninguno de nosotros vive para sí, ni ninguno muere para sí. Si vivimos, vivimos para el Señor, si morimos, morimos para �l. Aleluya. Todo es posible para nosotros, resucitó, Cristo nuestro Señor. Revive hoy nuestro amor y nuestra esperanza. Renace la vida y el corazón (2). Nos apremia el amor del Redentor porque por nosotros él murió, para que todos los que vivan, vivan para él en la Pascua de su amor.