Cielo abismal, Hazme llover por todo el cuerpo Hasta entender porqué este Dios Nos condenó a respirar Sin disponer cuándo acabar con el dolor. Nos condenó a repetir constantemente El mismo error, los dos. Con la mitad de lo que di Le bastaría a cualquier otro, excepto a ti. Y en el afán de hacerme bien Te echaste a un lado Como quien contagia el mar. Mal no saber que lo que menos precisaba Era tu ausencia cruel. Qué negra es la nube que trajo esta zamba, Llanto de una copla, pena que se canta. Qué larga la noche, qué lejos el alba, Sin tus ojos negros, qué negra es la zamba. En su lamento desgarrado yace el corazón. Templo de cielo gris, Líbrame de esta zamba negra, Que ya estoy cansada de llorar. En el umbral en donde la razón se pierde En la más turbia soledad. Yermo lugar en donde la ilusión No vuelve a germinar jamás. Dice el refrán que no aprendí: "Lo que no uses no retengas para ti". Vuelve a explicar poesía inútil Que fue escrita por quien ya dejó de amar. Vano explicar que un verso nunca Vale un beso, ni es un buen final. Qué negra es la nube que trajo esta zamba, Llanto de una copla, pena que se canta. Qué larga la noche, qué lejos el alba, Sin tus ojos negros, qué negra es la zamba. En su lamento desgarrado yace el corazón.