Una calle en Barracas al Sud, Una noche de verano, Donde el cielo es más azul Y más dulzón el canto del barco italiano... Con su luz mortecina, un farol En la sombra parpadea Y en un zaguán Se ve a un galán Hablando con su amor... Y desde el fondo del Dock, Gimiendo en lánguido lamento, El eco trae el acento De un monótono acordeón... Y, al son que el fuelle rezonga Y en la noche se prolonga El alma de la milonga Va diciendo su emoción. Una esquina... Un farol... Ella y él... Y, avanzando sigilosa, La sombra del hombre aquel A quien lo traicionó una vez la ingrata moza... Un quejido y un gople mortal Que parten desde la sombra, El relumbrón Con que el puñal Pegó su tajo fatal... Y, desde el fondo del Dock, Gimiendo en lánguido lamento, El eco trae el acento De un monótono acordeón, Y cruza el cielo el aullido De algún perro vagabundo Y un reo meditabundo Va silbando esta canción...