Guapo y varón, Y entre la gente de avería, Patrón, Por tu coraje y sangre fría... Impone obediencia Tu sola presencia, En toda ocasión... Pero yo se que el puñal de unos ojos oscuros, Ojos cándidos y puros, Se clavó en tu corazón... Y hoy llorás, malevo fuerte, Vos que nunca lagrimeaste Ni aflojaste ante la muerte; Suplicás una mirada, Vos que siempre te copaste Sin permiso la parada. Ya de audaz no hacés alarde, Pues te duele la rodada Y aprendiste un poco tarde, Que el guapo se vuelve cobarde Y no vale prepotencia cuando talla la pasión. Me has confesao, Por el vapor de la bebida Mareao, Que no te importa ya la vida Y que antes de verla Con otro y perderla Quisieras morir... Y al recordar que la ingrata burló tu cariño Sollozabas como un niño Que aprendió lo que es sufrir.