Pese a su frágil engranaje de carne y hueso... Esta vez no se equivocaba el ser humano. Desde arriba puedo observarlo todo, Más allá de lo que sus perfeccionados ojos pueden llegar a ver. Pero todo tiene un precio... Bajo el yugo del tiempo he visto las Verdes praderas marchitar, nacer y morir Todo lo que he llegado a amar. La creación que tanto he admirado desmoronarse entre las lluvias, La nieve, el fuego y su posterior nube de cenizas. Pese a mi pétreo parecer, A mi perfecta anatomía y mi grandilocuente presencia... Os miro y os envidio. Daría toda la eternidad que me queda Por vivir por pasar un día entre vosotros, Sentir el tacto de vuestra piel, el calor de vuestra conciencia, La pasión de vuestro amor, El fulgor de la ira y el miedo a la muerte. Desde abajo nos teméis, desde aquí arriba os anhelo. Qué impasible dios os dio la capacidad de crearme y Tejer los hilos de este juego en el que nadie, nadie gana.