Volvías de la iglesia, la tarde de un domingo Nos vimos, caminamos y un trecho recorrimos Tomados de la mano, en silencio prohibido Tus mejillas rosadas, mi pulso enloquecido Y al irte nos besamos en silencio, sin ruido Como sé que me quieres, sabés de mi cariño Porque no sé qué duende te lo dijo al oído Y hubo mil mariposas jugando en tu camino Y hubo mil duendes blancos danzando en torno mío Después solo recuerdo, quedé como aturdido Viendo que te marchabas en silencio, sin ruido Así como la brisa acaricia el camino Quisiera acariciarte en silencio, sin ruido Ni siquiera el murmullo que forma el remolino Cuando besa los cardos que parecen dormidos Como la luna besa al lago adormecido Quisiera acariciarte en silencio, sin ruido Como la blanca espuma que se forma en el río Corre a besar la orilla en el menor descuido Deja el beso que queda en la arena dormido Y va en busca del hueco de un secreto escondido Un secreto que a veces quisiera ser un grito Para contar al mundo tu cariño y el mío ¡Qué pena si lo hiciera!, sería un desatino Rompería el encanto que tiene lo prohibido Si se enteraran todos que tú y yo nos quisimos Como el sol y la sombra, en silencio, sin ruido