Cuando amanezca, amor, ya habremos roto Todas las piedras del camino, De algún camino, de aquel camino. Las huellas de los pies y de las manos, También las de la sangre y las de la cara Serán de polvo, bendito polvo, serán de polvo. Los niños serán de barro Y la esperanza de piedra y sal. Veremos parir a la aurora Guijarros de polvo, viento y mar Y a la entrada de cualquier camino Ponte a pensar que aún no estás fatigado, Que aún puedes amarme, que aún puedes pelear. Y el amargo sabor que hay en las manos Y el aguijón de la soledad; con una cadena Les voy a amarrar. Y arrancaré las espigas con furia Para aferrarme mas a ti, Y no llegar a la noche pensando Que estoy reducida a la fatalidad. Y la cadena de oro se me rompa.