Y pasaba la vida y nunca volvía Pasaban las lunas y ninguna era llena Porque todas menguaban ante su ausencia Y el tiempo se hizo eterno Y los días un mar de lágrimas que no curaban ninguna de las heridas Y así estuvo viviendo sin vivir porque cuando se fue Se llevó consigo la vida Todo eran tormentas entonces Nubes grises, cielos grises, personas grises Dejó de ver color Dejó de apreciar los matices Y se olvidó de todo aquello que tanto le costó aprender Se abandonó Se ahogó en un pasado que no volvía Y el presente se vistió de luto Muerto en vida por no avanzar Por no soltar el ancla y mirar al frente de una vez Se le olvidó vivir Y mirando siempre al pasado terminó chocando con la realidad O avanzar o morir No hay más Y eligió vivir porque una cosa es echar de menos Y otra muy distinta es echarse de más a uno mismo Tocó fondo, cogió impulso Y subió de nuevo con ansias de respirar De coger aire y soltar el lastre de un ayer Que ya nunca le alcanzará de nuevo Y así hoy, aquel moribundo que casi se ahoga con el peso de una ausencia Comprendió al fin que la vida es mucho más Que anclarse a un pasado que solo aprieta