La brisa del mar La arena y la sal De aquellas playas Conmigo estarán Me acompañarán Por donde vaya La serena luz Del cielo andaluz Dorada y malva El beso del sol Rayando el alba La luna mirándose en el mar Conmigo estarán Las dunas ardientes de Doñana El dulce frescor de sus mañanas La tarde muriendo en el pinar Y el resplandor azul De su mirada Un río inmortal Que muere en la paz De Bajo Guía Un fino cristal De fresca y dorada Manzanilla Un viejo cantar Que suena entre vasos De aguardiente En la dulce calma de poniente Cuando se regresa de la mar Silencio del sur Ardiente en las tardes de levante Sagrado litúrgico y doliente No existe una tierra como tú Me alumbrará tu luz Hasta la muerte