Una roja buganvilla sobre la blanca pared,
Besa la rosa al clavel bajo el cielo de Sevilla.
Se mecen las dos orillas bailando por solear en
La ardiente Madrugá cuando la esperanza brilla.
Y entre naranjos blancos de azahares,
Arrastra la alpargata el costalero y en un silencio espeso de
Ansiedades,
Camina a paso lento por la calle El Gran Poder, Señor de San Lorenzo.
Siempre sueño con Sevilla y escribo un verso en
El aire, allí nací y moriré, con eso tengo bastante.
Poco le pido a la vida, porque ya mucho me dió,
Seguí llevando a Sevilla dentro de mi corazón. (
Bis)
Cuando la luna la mira, la Giralda se enamora.
Mientras la guitarra llora en la plaza Doña Elvira.
Y en la otra orilla suspiran el altozano y
Santana, mientras regresa a Triana un cachorro que agoniza.
Por los viejos callejones empredrados, juran quererse los enamorados.
Y en las tabernas se habla de la vida,
Saboreando lentamente el vino, porque las cosas buenas son sin prisa.
Siempre sueño con Sevilla y escribo un verso en
El aire, allí nací y moriré, con eso tengo bastante.
Poco le pido a la vida,
Porque ya mucho me dió,
Seguí llevando a Sevilla dentro de mi corazón.
Sevilla es un simple verso de Gustavo Adolfo Bécquer,
Sevilla es una sonrisa escrita para
Un sainete por los Hermanos Quintero,
Sevilla es copla de baile,
Tonada por seguidillas, gracia, salero y donaire,
Sevilla, Sevilla es la servilleta de una virgen de Murillo,
Sevilla es un pasodoble que suena en El Baratillo,
Sevilla es ruedo de albero y un poema de Machado,
Sevilla es Curro Romero y el Cristo de Los Gitanos,
Qué me pasa con Sevilla,
Que si me voy de su vera a mí me duele hasta el alma,
Si mi Sevilla me quito como el cachorro y la caza.
Siempre sueño con Sevilla y escribo un verso en
El aire, allí nací y moriré, con eso tengo bastante.
Poco le pido a la vida,
Porque ya mucho me dió,
Seguí llevando a Sevilla dentro de mi corazón.