A ti te ocurre algo... Algo está cambiando en mí Como los días de valor, o los muebles de lugar, lo puedo percibir Por cada casa a la que no volví, ya de mayor Hoy en su lugar hay un solar, sólo es un decir. Por cada vez que me permito sentir Y me olvido de que sé mentir, de que será mentira ¿De qué seda o cachemir estará revestida La mano que arranque el lirio, la voz que delira? A ti que se te encienden las esquinas cuando pasas Con esos modales que son de animal Los ojos que, sedientos, se miran en masa Se han detenido a beber agua en cada manantial. Y se preguntan en qué puerto desemboca Le hemos puesto nuestro nombre a toda roca en este pedregal Encariñado a la sequía de lejanas nubes Que confundí con arrecifes de coral. Yo soy la semilla y el albor La nieve en las montañas y el color del azafrán Las raíces escondidas bajo tierra En los largos caminos de sauces que dan fruto amargo. A ti te ocurre algo... Mandaré postales al olvido Serán de mi puño y letra cuando aclare día Postales de paisajes prohibidos Que llegan a su destino cuando se extravían. Siempre que una mano recoge el testigo Y es la de un amigo, salto de alegría Ahora que hay un roto para un descosido Y estoy acumulando libros en la estantería. Sigo rodando una película del viejo oeste En la que preguntan y disparan sin que yo conteste. Han hecho del valle un decorado agreste Mientras en este un actor de reparto se preste. Y yo sólo respondo ante la inquietud del mundo Interior en que me escondo, de pronto, en vuelos nocturnos Paseando de Macondo a los suburbios Dibujando un sol bajo el diluvio. Yo soy la semilla y el albor La nieve en las montañas y el color del alacrán Las raíces escondidas bajo tierra En los largos caminos de sauces que dan fruto amargo Y es inútil negarlo: (A ti te ocurre algo)