Estaba en mi despacho de la calle 33 en un tercero, En esta tarde tan lluviosa de gabardina y sombrero, En mi mesa, los casos que aun me quedan pendientes, Fumándome un Vargas, bebiendo copas de whisky calientes. Personas huyen de la lluvia, con prisas piden taxis, Como si fuese el ultimo día, Escapan de sus vidas que, a veces son tan frías como El cuerpo del cadáver, sin el cual yo no estaría. De pronto una llamada irrumpe y rompe este silencio, Es desde la comisaria, envía informes que me voy vistiendo, Es otra victima de la locura crónica, o culpa de esta sociedad A veces tan irónica. Y a veces es tan triste que, aunque no lo creas lo único Junto a este cuerpo es la tiza que lo rodea, Mi trabajo en este caso es continuar con esta búsqueda, Porque el amor se marcha pero el ADN se queda.