¿Dónde está, ¡oh!, muerte tu aguijón?
¿Dónde?, ¡oh!, sepulcro tu victoria
Sorbida es la muerte en victoria
Llovieron truenos y relámpagos
Más no sabía
Soñé con pictogramas pero no entendía
Que el verbo hablóme en el umbral, mientras dormía
Intentó fecundarme, yo no lo sabía
Que era evidente la distancia
Aunque estábamos a centímetros, no era el espacio
Era el espacio entre lo íntimo
Una escalera sempiterna entre tus labios y los míos
Descifrarte era mi desafío
No eres hermana de Calíope
Más te acurrucaste junto a mí
No pude verte porque estaba miope, tuerto
Del corazón como Cíclope
Leyendo tus cartas sin entender como el etíope
Mi intelecto se redujo a escombros
Y mi discurso estuvo lejos de tu asombro
En tu presencia palidecen los zafiros
Las nueve maravillas parecen ruinas en retiro
Dulce cantar, airosa es la melodía de tu voz
Ven, calma esta, mi licantropía
No es el idioma en que me guías
De lo que mi alma se fía
Es el carácter de la verdad que me confías
Tú eres hebraica, un umbral de luz voltaica
Santa dicción que me lleva a tu prosaica
Forma de expresar que tú me amas
Y así marcas, solo con ganas de llevar mi barca
Y me abandono a tus secretos
Desisto de mí mismo por un renglón de tu libreto
Para crecer como un abeto
Junto a la sombra de tus campos
Omnipotente para Cletos
Dame a beber de tus viñedos, tengo sed
Aquella sangre que sé que está a mi merced
Bésame con ambas manos, acaríciame
Del ámbar de tus senos ven y amamántame
Tendido y más abajo del suelo perdido
Sepultado bajo un cúmulo de mal advertidos
Ya que el pecado había permeado hasta el ombligo de mi ego
Bajo el juicio de un Dios santo estuve herido
Pero, ¿cómo no?, en el diluvio se acordó de mí
Como lázaro dentro de la tumba, yo su voz oí
"Levántate muchacho que Dios te ha llamado"
"Toma tu cruz, vive para morir, es tu legado"
Tales palabras conmovieron los minteles de mi templo
Y fui sacudido hasta el cimiento
Sigo apacible y plácido en aquel momento
Cubrí mi rostro, puesto que temía a la voz del santo
Y desde entonces entono mi canto al tiempo
Que levanto solo súplicas en llanto lento
Agradecido por la sangre que sin merecer fui asido
Me inclino ante su omnipotente encanto
♪
Pasaran los cielos, pasará la tierra, pasará la guerra
Más tu palabra es para siempre
Pasaran los cielos, pasará la tierra, pasará la guerra
Más tu palabra es para siempre
♪
Tarde te amé Señor, tarde te amé
Hasta que abrióse aquel mar rojo
A espaldas del cruel Hades
La luna hace de antorcha plateando el yelmo y el pavés
No hay cornalinas, ni topacios, ni jaspes, ni jades
No quedan coronas
Solo cantos abrahámicos caben
Casi a destiempo y junto a la vera de la angustia
Abrióse el firmamento y llovió gracia en días de furia
Una promesa anclada, cuatro siglos en penuria
El viento a barlovento desfilaba sin a furias
Esclavitud a redención
Una bandada de aves vuela libre, ¡vaya sensación!
El mar bermejo sepultando al faraón
Se tragó el orgullo de su cetro, puro pan de humillación
Y ahora sonríen sin tardanzas
El misterio revelado, en la otra orilla hay alabanzas
Amaneciendo a nueva vida en esperanza
Los días que me quedan para agradecer no alcanzan
Hermosura tan antigua y tan nueva
Tú estabas dentro de mí, yo estaba afuera
Yo allí te buscaba, deforme como era
Lanzándome sobre las cosas de la tierra
Y me llamaste y quebraste mi sordera
Resplandeciste y curaste mi ceguera
Busqué de ti y ahora tengo más sed
Tarde te amé Señor, tarde te amé
Tanta belleza contenida en su mentalidad
Primor tan alto y yo un autor crisálidas
Quedaron ciegas mis pupilas, manos pálidas
Si es que mi cuaderno hambriento vive de su caridad
Y ¿qué diré, que su rostro es como el sol?
Si no hay metáfora que describa el brillo del Lord
Y frustrado escribí, "él es como el sol del sol"
Y reconozco que no hace justicia esa comparación
Y tropezaron mis palabras con torpeza
Ante la escalinata que hoy asciende a la realeza
El alfabeto tartamudo en una pieza
Llorando de impotencia, aceptando la trascendencia
Yo no bebí del biberón de Cicerón como Javier
San Agustín fue la mano en mi cuna
A un paladar seco fue cuál darle miel
Confesiones mil para una mente que vivía en ayunas
Bendita vida, olmo de mis ideales
Al arrimo de tus pámpanos viven los mortales
Lingüistas flotan dormidos a tus raudales
Oradores eclipsados se ahogan en tus mares
Y siempre hay paralelos
Por más alto que sea un hombre
Un buen poeta puede hacerlo
Pero esto es otro caso y hoy no sé cómo decirlo
Hablo de Jesús, el Cristo, el lirio de los lirios
Hermosura tan antigua y tan nueva
Tú estabas dentro de mí, yo estaba afuera
Y allí te buscaba, deforme como era
Lanzándome sobre las cosas de la tierra
Busqué de ti y ahora tengo más sed
Tarde te amé Señor, tarde te amé
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