El señor de ese bar Al que ya nunca voy a desayunar Me saluda al pasar y a mí me entran ganas de llorar, de llorar Porque sé que ya no volveré más y no lo puedo explicar Ayer casi vuelvo a entrar pero luego paso sin parar, sin parar No lo quiero saludar Y sí lo quiero saludar Ay, no lo quiero saludar Y sí lo quiero saludar No he encontrado otro mejor, Es sencillamente que el momento terminó, terminó El café nada especial Pero siempre pronto y sin preguntar En la barra, al llegar, con el vaso de agua y el cruasán, y el cruasán Él nunca hizo nada mal Siempre fue muy servicial Pero yo no sé por qué, ya nunca voy a volver, volver, a volver No lo quiero saludar, y sí lo quiero saludar...