Nos comimos cuatro cada uno Y en el camino hacia el cerro Yo ya estaba en otro Sitio mucho más solemne y viejo Y me metí dentro De mi propia entraña Y me disolvi con la estela De la tarde y supe Qué aquello era todo Cuando lo cuento me da vergüenza Porque la certeza era muy Simple y muy ligera Era como la mirada negra De los perros que no ponen Nombres a las cosas Yo miraba bailar a los Olivares Y los cardos engendraban y parían Y yo quise hacer lo mismo Y desde entonces te he buscado Pa traerte y desde entonces No le tengo miedo al tiempo Ni a la muerte tengo miedo Si acaso más pequeños A tinieblas y silencios Qué ya había antes de tí Nada más puedo contarte Nada, seré lo que queda por venir