Súbete a la escalera, Trépala, sueña y observa, Destraba la vieja puerta Del cielo, velo y frontera. Reclama la noche Y espanta la gris penumbra; Ríe pícara entre nube y culpa Y sí que brilla como ninguna. Síguela con cautela Que ella por nada se asusta Y se envuelve en manto de pena Esquiva, de noche injusta. Mediana, menguante, llena ¡El fin del día es una nueva! Mi reino por un instante De faro, candil y vela De faro, candil y vela. Consuelo del Caminante... Brújula del navegante... Compañía de la negra noche... Cómplice del cielo en su juego... Cuéntale un cuento al árbol guerrero Que se aferra a su suelo sin dudar, Alumbra el paso al huérfano viajero Y que llene de cielo su transitar... Y ante un coro de estrellas, Sin bruma ni niebla, allí estás, Conjurando en secreto La danza del viento y el mar, Desvelando miradas Que buscan sosiego en tu luz Y restándole peso a la cruz... La noche esconde lo que descubre la luna, Que la enciende con su lumbre y su blanca figura. La luz del alba canta el final de la ronda Invitando al día a jugar... Cuéntale un cuento al árbol guerrero Que se aferra a su suelo sin dudar, Alumbra el paso al huérfano viajero Y que llene de cielo su transitar Cuéntale un cuento al árbol guerrero Que se aferra a su suelo sin dudar, Alumbra el paso al huérfano viajero Y que llene de cielo su transitar... Y ante un coro de estrellas, Sin bruma ni niebla, allí estás, Conjurando en secreto La danza del viento y el mar, Desvelando miradas Que buscan sosiego en tu luz, Despejando el trayecto Y restándole peso a la cruz. Consuelo del Caminante... Brújula del navegante... Compañía de la negra noche... Cómplice del cielo en su juego...