Voy colgando mi hamaca De Carayaca a Caracas Con el repicar de Plaza De Ocumare y de Cata. Avisen de mi presencia Será corta mi estancia Descuiden, paciencia, Guarden la calma. Sabe más por viejo El Diablo Que por dueño del Averno Y muere de envidia ante el más sabio: El Padre Eterno. Sonrisa a media mañana, Aroma de mediodía, Que buscaba chamizas de niña Y pescaba recuerdos. Referencia de buen proceder, Que lo amargo jamás doblegó, De constancia, paciencia y virtud, Voluntad y sapiencia. Dichoso el árbol que se hace montaña Y en plenilunio, tizones de fragua. Atentos ojos descubriendo al cielo, Entre secretos y alquimias de abuelo. Herencia de madre tierra parida, Fuente inagotable de sabiduría, Que en la virtud de lo sencillo Sembró su filosofía. La historia del que madruga, Que recoge el agua clara; La brega viste su oficio Como al cura la sotana. Dichoso el árbol que se hace montaña Y en plenilunio tizones de fragua, Atentos ojos descubriendo al cielo, Entre secretos y alquimias de abuelo. Nube blanca, piel de acero... Vieja estampa en filigrana... No hay fortuna sin deseo Y no hay tarde sin mañana...