Caminando triste pero decidida va una damisela por la calle Bajo de su viejo abrigo lleva, lleva una pistola Va dispuesta a todo con aquel cobarde que la hundió en el vicio En sus negros ojos refleja la angustia conforme se acerca a su destino Ella sabe bien lo que le espera, no le importa nada Prefiere la cárcel a los malos tratos que le da su amante Se oyeron dos tiros aquella mañana en el pequeño cuarto de un hotel Quedando muerto Enrique y sobre la mesa destapada una botella de licor Con la pistola en su mano derecha aquella damisela lloró Pues aquel cobarde que la hundió en el vicio era su propio padre Pues aquel cobarde que la hundió en el vicio era su propio padre Caminando triste pero decidida va una damisela por la calle Bajo de su viejo abrigo lleva, lleva una pistola Va dispuesta a todo con aquel cobarde que la hundió en el vicio En sus negros ojos refleja la angustia conforme se acerca a su destino Ella sabe bien lo que le espera, no le importa nada Prefiere la cárcel a los malos tratos que le da su amante Se oyeron dos tiros aquella mañana en el pequeño cuarto de un hotel Quedando muerto Enrique y sobre la mesa destapada una botella de licor Con la pistola en su mano derecha aquella damisela lloró Pues aquel cobarde que la hundió en el vicio era su propio padre Pues aquel cobarde que la hundió en el vicio era su propio padre