Fueron crudos los abrazos Que algún día recibí, No me llames si estoy solo, Pues estoy llorando al fin. Me enarbolan los consuelos, Mi coraje sube al cielo, Mi cabeza se ha cansado De dar pasos de faquir. Hoy de nuevo sueño en esto Y esto me refrena el verso Y cuestiono si son ciertos Mis recuerdos de anteayer. Desconfío de las sombras, Tus palabras suenan sordas, Sólo escucho almas trinar Como cuervos vocingleros, Que me espetan al cantar, Son navajas que desgarran, La conciencia queda sorda Y la luz sola me desborda. No superan mis oídos Estos roncos alaridos Que resuenan en mi pecho Y me impulsan a volar. Cállate, no soy más que carne y huesos, Levántate y da pie solo a tu retroceso. Cata bien estos versos Que traen desconcierto, Sólo una vez te diré Que sigo siendo preso. Preso en esta puta vida, Inmerso en los malos tiempos Queda ya poca saliva y Me quedan pocos gestos. Las cadenas no son férreas, Se calcinan con el tiempo, Pronto serán polvo y ruinas, No volverán esos cuervos. Que me espetan al cantar, Son navajas que desgarran, La conciencia queda sorda Y la luz sola me desborda. No superan mis oídos Estos roncos alaridos Que resuenan en mi pecho Y me impulsan a volar. Pues me espetan al cantar, Son navajas que desgarran, La conciencia queda sorda Y la luz sola me desborda. No superan mis oídos Estos roncos alaridos Que resuenan en mi pecho Y me impulsan a volar.