Pensar que las decisiones nunca son las mejores, pero es lo que hay. Los cuartos tristes se visten de flores cuando ya no hay dolor y El fracaso es sólo un mal recuerdo que pasó, pero un recuerdo al fin. Y el olor de los pétalos marea cuando el aire está estancado, Y ni que hablar de la humedad en las paredes de ese altar Grotescamente adornado para una ocasión ficticia, dulce, irreal, Donde los baches duelan obligándote a parar en Un camino donde aparezca más de lo que precisas. Y el color del ocaso ya es tan familiar que no sorprende ni cuando Asoma en vez de luna un gran cartel que te recuerda el día en Que viniste a perturbar las clases de una escuela de Silencio.