Mejor nunca que temprano, tal y como la primera vez. Que todo sea como la primera vez. Firme, sin nada en qué pensar ni en qué creer. Que el miedo oficie de tutor, Que el peso de la historia sea el Dios Y el día en que vivimos esperando. Cuando me encuentro tratando de escribir una canción Que a nadie ofenda Y ruego a Dios Que cada vez que suene una base Sea una de esas melodías que hacen mover, Que hacen bailar Y creer que un buen final es un final feliz, Que un final feliz es de cualquier forma un buen final. Cuando me encuentro tratando de escribir una canción Que a todas luces deje huecos por donde respirar Y solo den a entender unas palabras que a todos contenten Y no discutan que soy inocente de Haber querido blindar las paredes De algún océano de muecas indelebles.