Ya los hijos de mi amor no tienen pena ni mal,
Pues ya tienen hospital, medicinas y doctor.
Por virtud de aquella ley que de la sierra bajó
Tenemos ellos y yo una escuela en el Batey.
¡Qué alegrón, María, qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, pero qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, pero qué alegrón!
♪
Con toda seguridad mis hijos van a vivir
Porque ahora pueden ir hasta a la universidad.
Por esta luz de emoción que me vino a iluminar,
No me canso de gritar "¡Viva la revolución!".
¡Qué alegrón, María, qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, pero qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, pero qué alegrón!
♪
Y para el gusano vil que no respete mi ley,
Aquí tengo en el Batey una escuela y un fusil.
Un fusil liberador y escuela como ha de ser.
La escuela para aprender y el arma para el traidor.
¡Qué alegrón, María, qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, pero qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, qué alegrón!
¡Qué alegrón, María, pero qué alegrón!
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