Oh profundidad de las riquezas De la sabiduría y de la ciencia de Dios! Cuán incomprensibles son sus juicios E inescrutables sus caminos! Porque quién entendió la mente del Señor? Ó quién fue su consejero? O quién le dio á él primero Para que le sea pagado Porque de él, y por él, y en él son todas las cosas A él sea gloria por siglos. Amén