En el día de tu entierro Te dedicas a castigar Con debates violentos Tu tambor para no escuchar Los gritos y el crujir de huesos Que se distinguen en los ecos La voz del cerro que se desagarra Esperabas la avalancha Escondido entre la escarcha. Repitiendo invocaciones que te revelaban La espantosa visión del fin En un valle lejos de aquí Sangre roja como amapola salpicada en un campo gris Esperaron arrodillados los milagros de San Martín Esperaron y no llegaron Los valientes sermones Sepultados por los cañones Hoy te comes tus palabras como caldo de navajas Pintas todo de un mismo color La espantosa visión del fin, en un valle lejos de aquí Sangre roja como amapola, salpicada en un campo gris Esperaron arrodillados los milagros de San Martín. Cuando el viento se lleve tu casa Y tu madre regrese descalza las hormigas que todo lo arrasan Bailaran en tu frágil carcaza.