Por ti abandoné, a mi madre Y solíta la dejé, Sin acordarme siquiera Si tenía que comer; Hasta que llego una noche En que muerta la soñé, Y hecho un loco fui a buscarla Pero ya no la encontré. Supe que mi pobre vieja Sin saber ya ni que hacer Pedía de puerta en puerta Que le dieran de comer. Y en el rincón de un iglesia Muerta de frío tal vez, Sin exhalar queja Pasó toda su vejez. Con una de las vecinas Me dejó escrito un papel; Con emoción por el llanto Apenas puede leer: Hijo de mi alma -decía- Sé bueno con la mujer Que te quitó de mi vera, Que yo ya la perdoné. Y si Dios te diera un hijo Háblale mucho de mí, Dile que no te abandone Como tú me hiciste a mí; Si tiene los ojos negros Y si se parece a ti, Dale un beso que tu madre Le dejó antes de morir.