Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese: Un intento de vida; Un juego al escondite con mi ser. Pero yo estaba hecha de presentes, Y mis pies planos sobre la tierra promisoria No resistían caminar hacia atrás, Y seguían adelante, adelante, Burlando las cenizas para alcanzar el beso De los senderos nuevos. A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente Rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado De los troncos viejos. Pero la rama estaba desprendida para siempre, Y a cada nuevo azote la mirada mía Se separaba más y más y más de los lejanos Horizontes aprendidos: Y mi rostro iba tomando la expresión que le venía de adentro, La expresión definida que asomaba un sentimiento De liberación íntima; Un sentimiento que surgía Del equilibrio sostenido entre mi vida Y la verdad del beso de los senderos nuevos. Ya definido mi rumbo en el presente, Me sentí brote de todos los suelos de la tierra, De los suelos sin historia, De los suelos sin porvenir, Del suelo siempre suelo sin orillas De todos los hombres y de todas las épocas. Y fui toda en mí como fue en mí la vida... Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese: Un intento de vida; Un juego al escondite con mi ser. Pero yo estaba hecha de presentes; Cuando ya los heraldos me anunciaban En el regio desfile de los troncos viejos, Se me torció el deseo de seguir a los hombres, Y el homenaje se quedó esperándome.