Incómodos en nuestro teleférico Rumbo a la otra parte del cubículo Ritmo y blues, favores pueblerinos Lo nuestro eran las tardes hasta que la noche llegó. Era perfecta la ocasión para no dormir Tantas estrellas y un manchón de felicidad sin estación. Desérticos pasajes, morada clandestina Cantina de mala muerte. Se enredó un alga en el anzuelo Frotamos merthiolate, gemimos del ardor. Cantamos en la oscuridad nuestra canción Nombres de fantasía y un muy buen pan de tentempié. Un adiós escrito en el teléfono Antes de extrañarse como suele ser. Peleados por cosas del viaje La mira telescópica firme en la nariz. Y tantas personas de verdad en ese lugar Saben que vida hay que vivir Menos mal que ya me fui.