Llorar, sufrir, cantar con lágrimas del alma. Volar, caer, buscar por la selva quemada. Sentir, su voz, cuando la muerte se ha llevado; Un tiempo azul, de alas que no volverán. Soy la Calandria, que solloza estremecida, Soy el dolor del monte preso en su agonía. Soy el clamor, del río por el horizonte, Soy la pasión que vuelve en cada amanecer POR EL CAMINO VUELVE A MI UN TIERNO CANTO DE CRISTAL UN ESPEJISMO FRENESÍ UN REGRESAR DEL MAS ALLÁ. CON LA SOMBRA VA MURIENDO EL DÍA Y ES NOCHE ETERNA EN MI CORAZÓN. POR EL RUMBO DEL SOL, POR EL VIENTO FUGAZ TU RECUERDO SE SIEMBRA EN MI PIEL MONTARÁS SOLO PENAS VUELAN POR MI ALMA EN EL DESIERTO DE MI SOLEDAD. Por qué Señor el hombre pasa por la vida sin ver señor Sin ver el sol que habita en las cosas sencillas. El resplandor del monte vivo en su alegría, Matando el pájaro y su propio corazón. No quiero ser un árbol muerto en el camino Crucificado sin madera ni destino. Ya no tendré jamás el canto de su pico La miel del alma que entonaba nuestro amor.