Sentado a la mesa, me esperas Señor. Recorres con calma, mi día de hoy. Ya comen los otros, rodeando tu rostro. Un fuego encendido, pan y jarras de vino. Pero aguardo lejano, no quiero arruinar, Tu última cena con mi pobre amistad. No has probado bocado, falta un invitado. Me buscas ansioso, me extiendes la Mano. Tomad y comed todos de Él, Tomad y bebed ¿Cómo negarme? No soy digno de que entres en mi casa, Y no entiendo cómo adoras mi morada. No merezco heredar tus mandamientos No soy digno, pero aun así me llamas Maestro, es difícil seguir tu verdad. Me pides que deje lo que aún puedo dar. Pretendo dar saltos, cruces a cuestas. Y dudo sincero, si soy de esta fiesta. Sonríes callado y lavas mis pies. Y aún de rodillas me dices "Lo sé, No elijo a los sabios, ni a ricos, ni a santos, Deja que habite en tu casa este rato" Tomad y comed todos de Él, Tomad y bebed ¿Cómo negarme? No soy digno de que entres en mi casa, Y no entiendo cómo adoras mi morada No merezco heredar tus mandamientos No soy digno, pero aun así me llamas