¿A dónde te escondiste Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huistes Habiéndome herido; Salí tras ti clamando y eras ido. Buscando mis amores, Iré por esos montes y riberas; No cogeré las flores, Ni temeré a las fieras, Y pasaré los fuertes y fronteras. ¡Oh bosques y espesuras Plantadas por la mano del amado!, ¡Oh prado de verduras De flores esmaltado!, Decid si por vosotros a pasado. ¡Oh cristalina fuente Si en esos tus semblantes plateados Formases de repente Los ojos deseados Que tengo en mis entrañas dibujados!, Mi amado, las montañas, Los valles solitarios nemorosos, Las ínsulas extrañas, Los ríos sonorosos, El silbo de los aires amorosos, La noche sosegada En par de los levantes de la aurora, La música callada, La soledad sonora, La cena que recrea y enamora. Gocémonos, Amado, Y vámonos a ver tu hermosura Al monte y al collado, Donde mana el agua pura; Entremos más adentro en la espesura.