Cien, no hubo diez, dagas a esquivar Siervos del azar, son dos hombres recios Lentos, siempre a destiempo sin rozar el suelo Aire, esparce la sal, déjalos ciegos, déjalos Al despertar de su sueño fugaz se reflejará Con las manos manchadas de un rojo carmesí, Un rojo rubí Diez, no hubo cien, galantes a esquivar Lastre, el soportar tanta mediocridad Falsa, en mi disfraz siempre pasiva espero Odio, suple el hastío, acaba con ellos, mátalos Hay un sultán, hay un sultán, que la quiere cortejar Tejida en seda llegará la venganza del rufián Y al despertar de su sueño fugaz se reflejará Con las manos manchadas de un rojo carmesí, Un rojo rubí Hay un sultán, hay un sultán, que la quiere cortejar Tejida en seda llegará la venganza del rufián Mas todo aquello que anheló poseer de su anfitrión Se desvanece bajo el rastro de aroma de jazmín