Me bautizaron con el nombre de Gastón, Y aquello fue toda una premonición. Sin el gasto compulsivo La existencia no tiene sentido. Polvo somos y en polvo nos convertiremos. ¿Para qué vamos a ahorrar si cada día es uno menos? Que me quiten lo gastado, Lo pulido y lo derrochado. Despilfarrando, Y los vecinos mientras tanto No paran de molestar. Tu nombre es María de la Austeridad, No es premonición: es la cruda realidad. Para ti somos incompatibles, Yo diría que complementarios. Tu ahorra que te ahorra y yo gasta que te gasta: Con eso te demuestro que eres mi media naranja. A relajarse y a disfrutar, Porque no me vas a hacer cambiar. Despilfarrando, Y los vecinos mientras tanto No paran de molestar. Despilfarrando, Y los vecinos mientras tanto No paran de molestar.