Los restos de estrella que quedaron entre tus cabellos Crujían como cáscaras de cacahuete La estrella cuya luz descubriste Hace ya un millón de años En el instante mismo en que nacía Un diminuto niño chino Chino Chino Los chinos son los únicos que no temen Los fantasmas... Es lástima que la estrella No supiera fecundar tus senos Y que el pájaro de la lámpara de aceite La picotease como a una cáscara de cacahuete Lástima que la estrella No supiera fecundar tus senos Senos Senos Los chinos son los únicos que no temen Los fantasmas Que todas las noches a las doce nos salen de la piel Que todas las noches a las doce Tus miradas y las mías dejaron en tu vientre Un signo futuro y luminoso de multiplicación Lástima que la estrella No supiera fecundar tus senos Senos Senos Los chinos son los únicos que no temen Los fantasmas Que todas las noches a las doce nos salen de la piel Que todas las noches a las doce nos salen de la piel Vengan, vengan mis amigas Y se sienten a mi vera Que al punto vendrán las ánimas Vendrán llamando a la puerta A pedirnos los favores Para sacarlas de pena Oíd cristianos oíd Lo que las ánimas penan Unas penan de los brazos Y otras de brazos y piernas Y otras penan de la vista Por no mirar con decencia Y otras penan por ser maldicientes Y ellas por la lengua penan Y allí se asoma Caín Envuelto en llamas tremendas Emmanuel, mi hermano Abel Perdóname mis ofensas Y ruega a Dios que me libre De estas penosas cadenas