Y el resto de la gente, los que no fueron muertos por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, que no pueden ver ni oír ni caminar Como legiones en marcha con sed de batalla Como un tsunami que arrasa dejando la nada Entrará en acción el ejército del Abadón Entre serpientes se pierde la gente en su magia Adoran la imagen de piedra y de rojo escarlata Y en cada prisión hay un corazón en llamas Que clama en su alma por su salvación En llamas - bebiendo de su desviación Se exalta - la copa de su destrucción al ángel de Abadón Siete trompetas anuncian la plaga virtual Dos tercios del mundo decidieron muerte y no amar La que quedó siguió en su vanidad, siguió en rivalidad Sometiendo a sus hijos al fuego de su desviación Ay de aquéllos días! No habrá otra oportunidad de amar Derrama la ofrenda de tu corazón y clama por una nueva dirección No hay margen para el error En llamas se exalta el ángel de la visión del Abadón