¡Que noche horrible para mí! Todo en mi cuarto es frío. Te debo todo, amor, a ti: desolación y hastío. Mi vida entera te la di y este cariño mío— pichón herido que buscó nido y calor junto a tu corazón. Hoy como ayer mis pobres ojos han quedado sin luz, y en mis desvelos solamente estás tú como una burla a mi dolor. Hoy como ayer vuelvo a quedar tan solo... fue tanto el daño que me hiciste cuando olvidando mi querer te fuiste. Hoy como ayer, hoy como ayer, te quiero... me arrastraré por mil senderos y seguirás viviendo en mí.