Llegó en un domingo azul a nacer, En este mundo gris. Llegó decidido a ser un ser Genial, y así lo fue. Entregó su vida al arte, Y el arte se lo tragó; Vivió haciendo hermosuras Que nadie imaginó. Y más bien nunca le importó Saber por qué vivió. Siempre tuvo a la mano un trago Calientito de ron. Entregó su vida al sexo, Y el sexo se lo tragó; Vivió haciendo hermosuras Que nadie, nunca, vio. Amando siempre a dos, Las dos eran iguales; Gozando con las dos, Las dos eran sus madres. Mantuvo su orgullo en inflación Y nunca claudicó. Llevaba un secreto personal Que nunca develó. Entregó su vida al arte: él mismo se atrapó. Sirvió, haciendo hermosuras, Que nadie imaginó. Su espacio vital nadie invadió, Lo supo conservar. Sostuvo un desprecio puritano A la mediocridad. Entregó su vida al sexo: él mismo se atrapó. Sirvió, haciendo hermosuras Que nadie, nunca, oyó. Amando siempre a dos, Las dos eran iguales; Gozando con las dos, Las dos eran sus madres.