¿De que me sirve despertarme a tu lado? Si en tu historia yo pinto de malo. Todos tenemos en algún rincón guardado Algún recuerdo; sea bueno o malo. De que me sirve ser el dueño de tus ojos Si tu mirada ya no está aquí; De qué me sirve ser el dueño de tus labios Si hace mucho tiempo Que no responden mi calor ¿Dónde están tus caricias? ¿Dónde están las sonrisas que me dabas en la mañana al despertar? ¿Dónde están las sonrisas? ¿Dónde están las miradas? Y las palabras que completabas sin hablar ¿Dónde están esos versos que volaban? Una mañana sin respirar ¿Dónde están esas caricias que me dabas? Y me fingías casualidad... ¿De qué me sirve ser el dueño de tus ojos? Si tu mirada ya no es para mí; De qué me sirvió tanto sacrificio y tanta voluntad Si al final de cuentas el que daba era yo ¿De qué me sirven los momentos? ¿De qué me sirven las palabras? ¿De qué me sirve si ya no puedo suspirar? ¿De qué me sirve cada encuentro? ¿De que me sirve la abstinencia? Si yo pensaba que tu ibas a cambiar ¿Dónde están tus caricias? ¿Dónde están las sonrisas que me dabas en la mañana al despertar? ¿Dónde están las sonrisas? ¿Dónde están las miradas? Ilusionada, ilusionada... De qué me sirve recordar La antología de tu ausencia estando tu; Simplemente tu Por qué me diste tantas alas para no poder volar más a tu lado ¿De qué me sirve? ¿De qué me sirve? De qué sirvió el pasado acumulado. ¿Dónde están tus caricias? ¿Dónde están las sonrisas que me dabas en la mañana al despertar? ¿Dónde están las sonrisas? ¿Dónde están las miradas? Y las palabras que completabas sin hablar ¿Dónde está tu sonrisa? ¿Dónde está tu mirada? Ilusionada, ilusionada y nada más... De qué me sirve ahora todas tus palabras Tu ausencia es triste melodía en mi guitarra.