No hay nada más bueno que el Señor. No hay nada más bueno, más grande, más bello que el amor. Un hombre trabajando con su arado vio Que sus bueyes se quedaban atascados. Cavó y se llevó una gran sorpresa pues Era un cofre grande y lleno de riquezas. La caja contenía deslumbrantes joyas de oro, de perlas y diamantes. El hombre fue corriendo a la ciudad para poder comprar la propiedad. Vendió todos los bienes que tenía. Compró la tierra y lo que contenía. No le importó dejar su casa vacía. Aquel tesoro, bien lo merecía. El reino de los cielos se parece a este gran tesoro y merece Cambiar todos los bienes terrenales Por los bienes mejores celestiales. No hay nada más bueno que el Señor. No hay nada más bueno, más grande, más bello que el amor.