En algún punto, perdimos el camino, nuestro miedo se hizo virtud Creímos oír algo, del otro lado, el llamado de un ser divino Un ente protector, un padre benefactor Cuán equivocados, pudimos estar Ahora cargamos con el deber de romper las vendas que cubren los ojos De tantos otros que aún se hincan suplicando al cielo por algo de piedad Apostasía, por un mañana Apostasía, por los que vendrán Apostasía, por la verdad Apunto hacia un mundo compasivo y fuerte Un lugar donde seamos libres No esclavos del miedo No atados a una fe No una criatura domada Con la razón empalada