Yo no puedo tenerte ni dejarte, Ni sé por qué, al dejarte o al tenerte, Se encuentra un no sé qué para quererte Y muchos sí sé qué para olvidarte. Pues ni quieres dejarme ni enmendarte, Yo templaré mi corazón de suerte Que la mitad se incline a aborrecerte Aunque la otra mitad se incline a amarte. Si ello es fuerza querernos, haya modo, Que es morir el estar siempre riñendo: No se hable más en celo y en sospecha, Y quien da la mitad, no quiera el todo; Y cuando me la estás allá haciendo, Sabe que estoy haciendo la deshecha.