Me quedan doscientas sesenta y ocho pesetas Y no me apetece cantar por dinero Me quedo en mi habitación y monto un concierto Elijo el repertorio más crudo que encuentro Y me convierto en masoquista de repente Y descubro mi condición de eterno adolescente Y doy rienda suelta a mi evangelio Y saco versos sangrientos de la papelera Y sin permiso del corazón, recorren mis venas Hay alguien cantando en el espejo Se ha descongelado la nevera Y la fruta que se pudre me tira los tejos Quiero salir del sueño... pero no hay manera Dos pollos bailan un tango en la cocina Con un coro de cuchillos desafilados Que descuartizan un melón que aún no ha madurado Y van saliendo palabras como excrementos Y no hay ambientador que las contenga Y obligado por el olor, me arranco la cabeza Hay alguien cantando en el espejo Y gusanos impacientes a la espera Para dejarme reluciente el esqueleto Quiero salir del sueño... pero no hay manera