Da un aire raro el brillo que inunda tu casa. Nos asusta. Ciudad que duerme... En la calle ahora el líder soy yo, Tú, o quien sea, en realidad. Aquí huele a esmalte, A útero juvenil, O a la niña que estuvo perdida ocho meses sin sangre. La noche espera. No pinta nada bien. Y cuando el cielo de repente se abrió, Supe que era tarde para arrepentirme de todo... Miramos esos rayos. Salían de las nubes. Ya daba igual que nuestros ojos ardiesen al sol.