No me digas que sos plano, que nada pasa en tu cuerpo Si pensionan en tu casa desde el fuego hasta el invierno Amor, pólvora, baraja y cementerio Sólo en tus manos, hermano pueblo. Amigo, bronce, sombra y tierra Todos los sueños caben en tu siesta Por el polvo de una calle sin asfalta Adelante de los galgos soy la libre que va huyendo Al cobijo de tu monte, que en mi recuerdo Aún esquiva, los hachazos del tiempo Que tu horizonte se entierre, como un anzuelo en mi dedo Cuando la suerte me obligue a señalar otro cielo