Dame el agua que tengas Molécula voladora Saeta del aire, espora Mariposa de la selva. Todos los hilos que cuelgan Y la tierra que tú abonas Tan vieja como las horas Que atardecen en color Te renuevan en la flor Nativa del Amazonas. En la vida de tus alas Planeando entre las bestias Que no saben de modestias En las buenas ni en las malas Ni de ver crecer las llagas De la tierra desoída Y una chispa malherida Frente al mundo que le implora La lluvia reparadora Que le diera una guarida. Quién puede dejar que acabe El verdor en la ceniza, Y la acción en la premisa, La potencia en las saudades. Es todo esto una quimera? Efímera fantasía El querer vivir la vida Vale más que una moneda. Empujar esta gran rueda Traccionando su vivencia No admitir más apariencias Es lo justo y necesario Otro giro extraordinario De regreso a la inocencia. Quién puede dejar que acabe El verdor en la ceniza, Y la acción en la premisa, La potencia en las saudades. Y en el rostro de la madre Que sangra por sus entrañas Cañaveral y montaña Se esconden tras un barbijo La conciencia de tus hijos Ya no mide lo que daña. Quién puede dejar que acabe.