Al Abrigo del Moncayo, Serpentea la carretera. Atrás queda el valle nublado, Al fondo las Peñas de Herrera. Robando hacia el dorado, Hacia la perfección. Y sentir, un viaje hacia dentro, De la mano, del corazón. Tranquilo mi afable pueblo. A un paso del cielo, muy cerca De Dios. De las nubes llueve el silencio, que solo quiero escuchar. Los pájaros revuelven el cielo y cantan su libertad. Tal que amantes de los bosques, Cautivos del lugar. Y sentir, un viaje hacia dentro, De la mano, del corazón. Tranquilo mi afable pueblo. A un paso del cielo, muy cerca De Dios.