¡No tengo porqué aguantar! Besos de lengua viperina, dulces mentiras sus caricias, que me arrojan al vacío de la indiferencia y... ¡No debería consentir! Restalla con lenguas de fuego, e insufla de ajenjo mi aliento, parte el alma del infame porque, abrumado por el tormento e indefenso, así te rezo: Bésalos con ígneos flagelos de castigo y desesperación, entrégalos sometidos a mis pies: Aquellos que me hicieron penar, ahora tendrán que pagar... Pulsa Denura. Y ahora ¿qué más tramáis contra mí? Aprecio ecos de eternidad... ¡Yo sí voy a resistir! Azota al profeta, castiga al arcángel, en mi ira envenenada no habrá afrenta sin castigo, ni agonía sin último suspiro: ¡Ámalos con perversión sobre lechos de brasas y espinas, abrásalos! Escúchame ángel destructor: Aquellos que me hicieron penar, ahora tendrán que pagar... Pulsa Denura.