¡Mirad! ¡Es una noche de fiesta en los solitarios años últimos! Una multitud angélica, alada, ornada con velos e inundada en lágrimas, Se sienta en un teatro para ver una comedia de esperanzas y temores, Mientras la orquesta susurra a su capricho La música sin fin de las esferas. Abandonaré la conciencia Con un sincero dechado ajeno De póstuma e inflacionada generosidad, Peaje estigio hacia la batalla contra el Olvido. Sin saber si la dama que me invita me acompañará... Oigo la llamada de los que me precedieron... Llegado el fin no sé bien qué decir... Quizás... Ahora el antepasado soy yo. Ese drama variopinto ¡oh, estad seguros! Ya no será olvidado. Con su fantasma perseguido por siempre jamás Por una multitud que no lo apresa, A través del círculo que siempre vuelve al mismo lugar. Y mucha Locura y aún más Pecado, Y el Horror, Él, alma de la trama. Desterrado en cuerpo y alma a vuestra aséptica, ciega, Prisión por aquellos que ahora temen reflejarse en mi espejo, Los mismos que antes querían... ¡No!... Ansiaban verlo. Sin saber si la dama que me invita me acompañará... Siento el lamento aliviado de los que aquí dejo... A las puertas del fin no sé bien qué os he de decir... Quizás, solamente... ¡Ahora no lloréis, jodidos bastardos! ¡Apagadas están todas las luces! Y sobre toda forma temblorosa El telón, una mortaja fúnebre, Baja con la precipitación de una tormenta Mientras los ángeles pálidos, lívidos, se levantan, de sus velos se despojan Y dicen que la comedia es la tragedia "el Hombre" y su protagonista, El Gusano Vencedor. -De "El Gusano Vencedor" de E. Poe-