Víspera inquieta, compañía anónima: nada fuera de lugar. Nunca sabrás mi nombre, es mejor así... lo sé... es verdad... Primer trago ansiado de despedida: el Ocaso me seduce en soledad. Círculos de buitres acosan la carroña que nada debería importar ¿Porqué sin quererlo atraigo a más? Maldito estoy, maldito... Los ases se atascan en la manga y pesan si ya no estás dispuesto a apostar, así pues... ¿Porqué? cabalgas en pos de recuerdos, en vez de embozarte el pañuelo otra vez, y tú... ¡Oh sí! vencedor entre perdedores, buscando una bala con tu nombre grabado, un fin, un final que nadie escribirá. El último de los grandes hombres. Ahora sólo quedas tú. Y ahora que tus huesos descansan en una tumba anónima dos metros bajo tierra, con los de otros tantos que arrastraste contigo al Infierno ¿dónde están nuestros héroes? Quizás aún quede tiempo, cabalga por él, que no te ahorque el Olvido.