Rasgando el velo desde las nieblas de Boleskine Hasta las profundidades del Agharta: Atrapados entre dos fuegos en la eterna Y encubierta guerra de los hechiceros, Arrancando secretos con los fórceps de nuestra verdad. Siento la música de las estrellas ya muertas Que siguen brillando en el negro Espejo De la noche pulida Como si ésta fuera solo mía, Cantándole a la Némesis como sirenas del Egeo En una vieja y ciega odisea: Retorno al hogar, Retorno a la colectiva inconsciencia. El impacto de la verdad hará arder El velo de los misterios Que oculta la secreta tiranía global que, profetizada, ha de llegar. Arráncanos las orejas, vacíanos las cuencas, Mas debéis saber que ya no somos Ciegos ni sordos a vuestras mentiras. Sintonizo el ruido blanco entre píxeles de gris y negro a la espera De un mensaje de esperanza sin creer, como alguien dijo, Que nunca consejo de los muertos puede ser sabio, Amamantado del frío y las cenizas De allá donde mora el olvido. Mis versos cortan redes anónimas que conspiran Entre saludos secretos, lenguajes propios que azuzan a las turbas: ¡Verdad incestuosa, hija bastarda de la autoridad, Vuelve de nuevo a ser alma mater, mater dolorosa! Siento la música de las estrellas ya muertas Que siguen brillando en el negro espejo De la noche pulida como si ésta fuera solo mía, Cantándole a la Némesis como sirenas del Egeo En una vieja y ciega odisea: Retorno al hogar, retorno a la colectiva inconsciencia.