Entonces dije, voy a darme el gusto. Y esos labios serán mi última cena. Por desgracia no, no me tiembla el pulso. Y aterricé de patitas en sus caderas. Ahora, me espera un largo viaje, Que suena a vidrios rotos, rencor y jaque mate. Y no puedo sacarme de encima, La paliza de esta noche en vela. Y la helada carcajada del reloj, Me viene a consolar, a duras penas. Yo no quiero volver a casa. Embarrado de ésta tristeza. Y la huella del perfume de tu voz, Me viene a despertar, a duras penas. La mesa está servida, según parece. Vienen pronto a comer de nuestra mano, Ciertas ganas de llorar en un rincón, Y los duendes de la risa y del espanto. Los miro, no se cómo explicarte, Somos dos ancianos en un baile de disfraces. Y no puedo sacarme de encima, La paliza de esta noche en veda. Y la helada carcajada del reloj, Me viene a despertar, a duras penas. Yo no quiero volver a casa, Empapado de esta tristeza. Y el perfume que dejaste en mi sillón, Me viene a consolar, a duras penas. A duras penas...